martes, 14 de octubre de 2008

Y la corrupción cuándo?

Desde este exilio es triste y atemorizante leer los periódicos de México. El país parece producir sólo noticias de nota roja. En estas épocas de “colombianización” (como se ha motejado, con grosería para el país hermano, a nuestra crisis de inseguridad) uno abre las páginas y no sólo lee sobre los estropicios y los muertos causados por la delincuencia, sino que –y esto es peor- se entera de que esa delincuencia está integrada demasiado frecuentemente por grupos de policías y ex-policías.
Ante este panorama, los políticos se rasgan las vestiduras vociferando discursos de saneamiento de las fuerzas de seguridad y uno reconoce al truco al que tales políticos nos tienen acostumbrados: apresurarse escandalizados a apuntar a otros pecadores - pero y sus propios pecados, !cuándo?
Es triste pero por desgracia no es extraño que el discurso de cualquiera de los que en México se dedican a la política no haga énfasis del saneamiento de la política. ¿Por qué ninguno de ellos pide reformar la constitución para castigar la corrupción institucional? ¿Por qué la corrupción no se vuelve un tema de debate fundamental, prioritario, de la vida nacional?
¿Cómo vamos a resolver el caótico panorama nacional, si cuando se puede arreglar un caso no se cambian las condiciones estructurales que lo permitieron? Como vamos a impedir que más dirigentes nacionales sigan robando, extorsionando, corrompiendo, parasitando, envileciendo al país, si cuando se les descubre una fechoría, no existe una ley estrictísima para castigarla y no queda más que esperanzarse que la ética y el juicio de la Historia (con mayúscula) hagan una justicia que en términos prácticos a los hombres y mujeres que sufrimos lor perjuicios no nos servirán para nada. Como ya sé que debo dar ejemplos, para ayudar al entendimiento de estas líneas elijo dos que me vienen ahora a la mente incluso contra mi voluntad, pues en realidad son tantos que por mecanismo de defensa, la memoria tiende a olvidarlos lo más pronto posible: a un líder sindical se le prueba malversación de fondos y se le permite que haciendo recurso de una mentira más, su mala acción quede sin castigo (obviamente pienso en Elba Esther Gordillo); a un dirigente de partido, el niño verde, se le graba violando las leyes y no se puede castigar su proceder porque por medio de una declaración pública declara que a pesar de todas las apariencias su intención era buena)…
Esta bien combatir la delincuencia vulgar, aplicando la ley con toda su fuerza, pero ?no sería mucho más lógico empezar desde los niveles superiores, los fundamentales? ?Qué eficacia puede tener el combate particular contra unos cuantos rufianes de a pie, si esos que carcomen la limpieza y la claridad de la vida nacional en un nivel que nos afecta a todos siguen gozando de impunidad.

p.d.
Ahora que se me acaba el tiempo de esta sesión, y sólo como nota mnemotécnica para mí mismo, debo decir que quería decir algo sobre los maestros, yo que por muchos años he sido uno de ellos y que añoro volver a serlo. Quisiera hablar del magisterio desde adentro…

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