sábado, 26 de julio de 2008

La última cena (a la mexicana)

30 de Septiembre de 2004


Ayer noche fui a la cena de bienvenida que U. of East Anglia organiza para recibir a los nuevos alumnos mexicanos. La política de la universidad ha sido bastante exitosa atrayendo estudiantes de nuestro país, de manera que el rumbo de Norwich cuenta con cerca de unos 100 en total (no es pura generosidad: un estudiante no comunitario paga unas tres o cuatro veces más colegiatura que un británico). Anoche seríamos unos 30 y tantos (nuevo ingreso solamente). Nos invitaron a un restaurante de comida hindú. Como casi nadie conocía a nadie, empezamos a entablar contacto entre nosotros con las posibles cosas en común -la región mexicana de origen, la universidad, área de investigación, etc.-, pero los temas se agotaron pronto porque no parece buena idea hacer turismo retrospectivo desde lejitos y porque el campo de especialización profesional no suele ser un tema que dé para mucho como tópico cuando –aparte de los tres o cuatro chavos de marketing- todos estamos en distintas áreas de estudio. Así que a la media hora, los temas iniciales abrevaron en la preocupación más importante de un becario mexicano en la Gran Bretaña: el dinero. Especificando: el shock de la conversión cambiaria, el presenciar la reducción instantánea de nuestros potentes miles de pesos a unas cuantas libras esterlinas que no sirven casi para nada.

En algún momento de la noche, con el gusto de hablar en español y saber que íbamos a tener nuestra noche especial, era claro que no habría alguno que negara que uno de sus mayores motivos (sino el único, aparte de conocer a todos los otros de un jalon) era: comer gratis y bien. Por eso casi nadie ordeno más de una cerveza -la bebida no era gratis- y casi nadie dejó de decepcionarse de no haber pedido alguna mas -porque parejo nos pidieron 8 libras (unos 180 pesos) a cada uno por ese rubro. Al final de la cena incluso los platillos a medio terminar fueron reordenados para llevar -incluso algunas salsas sin ya nada de carne se metieron en trastes desechables, directos para la casa y el desayuno del otro día. Lo padre de la noche fue, en buena medida, que el humor mexicano suele ser como el de las películas de Medel y, ya saben que, andando en bola, todo mundo sabe reír y hacer chistes del hecho de estar jodido - lo que en nuestro caso significa que se puede uno reír de sí mismo.

Una pareja de cuates me dieron posada (todavía sigo en Sawston), porque para mi mala suerte perdí el camión. Estos amigos están en una situación aún más crítica que los demás, porque no cuentan prácticamente con ningún subsidio, pero están dispuestos a vender barata su miseria, incluso limpiando baños, con tal de sacar su grado (bien por ellos). Tuvimos tiempo de parlar y al final de la mesa de tragos (de agua de la llave (gratis, of course)) las historias que me contaron delinearon la idea de que los que estamos aquí formamos parte de un ghetto mexicano sin mucho contacto con otros círculos. Creo que no por una mera cerrazón mexicana a los otros o por rechazo de los ingleses; sino que me parece que los espacios de esparcimiento social que permiten el contacto con los británicos (estos de un talante reservado, en general), están mas allá de nuestras bolsas; de manera que mientras no nos saquemos la lotería para muchos la sociedad inglesa será de una fría e inalcanzable amabilidad. Comoquiera que sea esto no es bastante para que alguien se arrepienta de tener esta cara experiencia académica –ya sea por la calidad académica o por la solidaridad, la cercanía y la amabilidad inmediata de la banda mexica.

A manera de conclusión temprana, creo que el estereotipo del inglés que aplican los mexicanos que vienen al Reino Unido tiene que ver con diferencias adquisitivas y socioculturales. En términos generales los ingleses son reservados, hacen uso amable de los espacios públicos y se vuelven más calidos y abiertos en espacios cerrados de carácter social. Por ejemplo, la cultura de los pubs (los bares) es fantástica para formar ambientes de plática y cercanía alrededor de unas chelas. De mis apresuradas impresiones, me queda la idea de que los ingleses funcionan en equipos (cosa que no debe ser ajena al hecho de que la mayoría de los deportes modernos como el beis, el basquet, el fut americano y los precursores rugby, cricket y el fut sean producto de la cultura de raíces anglosajonas), son grupos de amigos que se divierten juntos, se buscan, se apapachan entre ellos, pero que con relativamente poca frecuencia salen solos o entran en otros equipos. Así que mientras no se tiene lana para entrar en los espacios de socialización es más difícil entrar en contacto con la gente de aquí, porque la universidad -aparte del desmadre (que hay y mucho)- es en teoría un espacio profesional y no uno para hacer cuates.

En fin que eso es lo que yo puedo decir un día antes de mi registro oficial a UEA y de saber mi programa de actividades propiamente, en el cual seguramente tendré chance de conocer a más gente que la mexicana. De manera que de nuevo debo confesar la provisionalidad de estas notas mal terminadas...

Reporteando para uds:
Marco

pd

Como quiera que sea y a pesar de que las estadísticas hablan de una alta fuga de cerebros, muchos sueñan con volver al terruño, quizás por el mero deseo de una vida menos jodida que esta -la acogedora idea de un lugar donde tus ingresos (del futuro) permitan olvidar el hacer cuentas y conversiones por cada panecillo que te echas a la panza. A pesar de todo esto, quizá algunos volverán con ínfulas altivas y el orgullo del mendigo (Nietzsche dixit); otros con el agradecimiento, el buen sabor de la experiencia y las ganas de aportar lo que se pueda al país (al menos eso dicen).

2ª pd
Los problemas de nuestro alojamiento no terminaran hasta el 12 de Octubre, según me acabo de enterar por un mensaje que recién me ha llegado y seguiré viviendo entre dos ciudades por un rato.

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