miércoles, 16 de julio de 2008

Notas de Inglaterra. 27 Sep. 04

Incorporo en este blog las notas de las primeras semanas de mi llegada a este País.

Notas de Inglaterra.


27 Sep. 04

Mis primeros días en Inglaterra han sido una fría delicia. Después de un atorón de trafico de varias horas en la carretera México-Puebla, la perdida del vuelo por unos cuantos minutos, el extravío de nuestros pasaportes, un segundo vuelo un tanto retrasado varios días -y miles de pesos- después y, finalmente, un autobús que se descompuso delante de un incendio antes de llevarnos muy retrasados a Cambridge, he pasado dos días de descanso y recuperación del jet lag que han servido para lidiar con el descontrol del pequeño Dante - que no ha dejado de ser gitano desde hace un mes, el pobre.

Ayer fuimos (Juliet, Dante y la familia de mi cuñada) al lugar donde Virginia Woolf, Wittgenstein, Ted Hughes, Keynes, Russell y no recuerdo quién más solían ir a tomarse sus chelas. Pasear sobre el verde pasto ingles parece parte del guión de una película que me toca presenciar en tres dimensiones (no sE si serA un efecto de esas cervezas que emborracharon también a los susodichos). Ciertamente el cielo es un tanto gris, pero no deja de tener su encanto. El clima, por otro lado, anuncia un otoño maravilloso, espero que sea un augurio de mi vida.

Por otra parte, afortunadamente he traído algunos libros, pero por ahora parece que esta no es la mejor atmosfera para empezar a trabajar en mis cosas: mucha gente amable -deliciosamente amable- ha estado alrededor de nosotros, y por esa gracia no he tenido tiempo de empezar los días con ese ritmo de lenta apuración que el trabajo intelectual requiere. Realmente el único verdadero problema (si es que existe alguno) es que aun no nos han dado nuestra casa en Norwich; y como van las cosas parece que estará lista hasta el 7 de octubre o algo así. Sin embargo, parece que estando tan cerca de esta ciudad universitaria de Cambridge no faltaran lugares para trabajar. Me muero de ganas por conocer las bibliotecas, pero no sé exactamente cómo encontrarlas, de manera que haré contacto primero con el hermano de un amigo para conseguir buenos consejos, empezar a formar mis rutinas y para no empezar a sentir el estrés de estar tan relajado en un ambiente tipo vacacional.

Ahora recuerdo Huajuapan y no tengo en la claridad de la memoria más que los buenos momentos, pero sin llegar a constituir con ellos el ingenuo ideal de un paraíso terrenal. Me alienta la posibilidad de poder recuperar eso algún día, pero a la vez quisiera no perder nunca esto que pinta será maravilloso: el periodo inglés de mi vida se me antoja a corta distancia una promesa magnífica, bastara que deje pasar unos días para empezar a saber cuanto es verdadero. Ya les estaré contando.


Un abrazo

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